El mercado de aplicaciones médicas reguladas alcanzará los 12.100 millones de dólares en 2030

Hand holding smartphone
Sheila Zabeu -

marzo 14, 2023

La sanidad digital era un sector en crecimiento incluso antes de la pandemia de Covid-19, que intensificó la necesidad de asistencia médica a distancia y de diagnósticos y tratamientos más rápidos y precisos. El segmento reúne principalmente tecnología en forma de hardware y software centrada en el paciente, así como en los profesionales sanitarios, que explota conjuntos de datos cada vez más voluminosos y distribuidos para presentar información en tiempo real, ahora con una pizca de inteligencia artificial (IA).

Un área en particular ha recibido más atención, la de las aplicaciones móviles (apps), generalmente utilizadas junto con dispositivos médicos. Según un estudio de GlobalData, el mercado regulado de aplicaciones médicas alcanzará los 12 100 millones de dólares en 2030. Se espera que el mercado de la monitorización remota de pacientes, que reúne dispositivos de control de constantes vitales, dispositivos implantables y dispositivos portátiles especializados utilizados con aplicaciones móviles, alcance los 760 millones de dólares.

En general, las apps médicas reguladas se ocupan de enfermedades o afecciones específicas cuyo tratamiento ha demostrado ser eficaz para un médico con receta. La regulación ayuda a garantizar que las aplicaciones cumplan estrictas normas de seguridad y que los usuarios reciban información sanitaria precisa.

El mercado regulado de aplicaciones médicas puede dividirse entre las de enfoque clínico, valoradas en 3.900 millones de dólares de aquí a 2030, y un segundo mercado centrado en las indicaciones, valorado en 8.000 millones de dólares de aquí a 2030. La mayoría de las aplicaciones con enfoque clínico están orientadas a la enfermería. El mercado de aplicaciones centradas en indicaciones incluye enfermedades como la diabetes, la obesidad, la depresión y el síndrome del intestino irritable.

A finales de 2022, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) publicó una versión actualizada de una herramienta interactiva que ayuda a determinar qué leyes y normativas federales pueden aplicarse a las aplicaciones sanitarias. La primera versión se publicó en 2016, pero como un año equivale a un siglo en tecnología, según señala la propia FTC, ya era hora de revisar la herramienta para reflejar los cambios normativos que se han producido en los últimos tiempos. No obstante, la entidad subraya que esta función no sustituye al asesoramiento jurídico personalizado, sino que es solo un pistoletazo de salida para garantizar el cumplimiento de la normativa.

Además de las aplicaciones médicas reguladas, existen otras destinadas a vigilar el estado general de salud, que se han ido adoptando cada vez más en gran medida porque la pandemia de Covid-19 ha cambiado la actitud de los pacientes. Se utilizan para ayudar a seguir y controlar, por ejemplo, la actividad física, el ritmo cardíaco, el sueño y la nutrición. Se trata de la categoría más amplia de aplicaciones sanitarias, ya que son accesibles a cualquier persona con un smartphone y requieren poca investigación y diseño, pues a menudo se basan únicamente en la información facilitada por el usuario.

Las aplicaciones de pruebas diagnósticas también han ganado popularidad en los últimos años. En general, recogen datos de sensores externos y los envían a médicos o a herramientas de inteligencia artificial y aprendizaje automático para su análisis.

Más datos

En Estados Unidos en concreto, casi dos tercios (63,4%) de los adultos han utilizado apps de salud en los últimos 12 meses, según una encuesta de Insider Intelligence. Las apps relacionadas con el ejercicio o la forma física fueron las más descargadas, seguidas de la categoría centrada en el bienestar general, que incluye nutrición, pérdida de peso y sueño.

Sólo uno de cada cinco encuestados afirma utilizar aplicaciones para la salud mental.

Los desarrolladores de apps de salud han mostrado una mayor actividad desde los primeros días de la pandemia. En 2020 se lanzaron más de 90.000 opciones en las principales tiendas de aplicaciones, según IQVIA, empresa de análisis avanzados, soluciones tecnológicas y servicios de investigación clínica para el sector de las ciencias de la vida.

Es cierto que el interés por las aplicaciones sanitarias aumentó cuando se pospusieron las visitas al médico en persona, ya que el 32% de los usuarios aumentaron su uso durante la crisis sanitaria. Sin embargo, las aplicaciones sanitarias y los wearables no experimentaron el mismo aumento que la atención virtual. La telesalud fue la única vía de atención para muchos pacientes.

Según la investigación de Morning Consult, entre los usuarios de aplicaciones sanitarias, el 45% dijo que las utiliza ahora más o menos igual que antes de la pandemia, frente al 32% que dijo que las utiliza “mucho” o “un poco” más. Entre los usuarios de wearables, el 44% utiliza los dispositivos al mismo ritmo, y el 37% los utiliza más.

Hay un “mayor interés por el bienestar o la salud personal que está impulsando el mercado”, según Ismene Grohmann, responsable de productos de la línea de bio-wearables Lingo de Abbott Laboratories. Es posible que la gente esté más interesada en llevar dispositivos wearables o en vigilar su estado de salud después de la pandemia, cuando pueden haber desarrollado hábitos nocivos. Al hablar con consumidores de distintos países, Abbott detectó que “la gente está muy, muy interesada no sólo en la clásica pérdida de peso, sino también en ‘por qué quieren perder peso'”.

La tecnología del sensor Lingo, de Abbott, se está desarrollando para el seguimiento de señales corporales clave como la glucosa, las cetonas y el lactato, y también podría utilizarse en el futuro para el seguimiento de los niveles de alcohol.